En febrero del 2023 tuvimos la oportunidad de visitar Medjugorje por primera vez. Más que una oportunidad, fue una invitación directa de nuestra Madre Celestial. ¿Y porqué lo sentimos así? Porque surgió de una manera tan inesperada, que en 4 días tuvimos listo nuestro viaje de casi 10 días a Medjugorje, con boletos aéreos, hospedaje, alimentación, transporte... todo incluido. Prácticamente fue como cuando de niños nuestros padres preparaban todo un viaje y uno nada más se montaba y lo que le tocaba era disfrutar; todo estaba resuelto.
Medjugorje lo describen como un pedacito de cielo en la Tierra. Y, sin duda alguna, así lo es. Llegamos en una lluviosa noche a la pensión donde nos hospedamos, y desde que llegamos percibimos un caluroso y cariñoso acogimiento. El grupo con quienes compartimos la peregrinación fue maravilloso, conformado por personas de diferentes países latinoamericanos y con quienes, desde ese momento, mantenemos una linda amistad. Todos nos volvimos uno, siempre en busca del bienestar del otro. Todos llegamos hasta allá en busca de un mismo fin: la entrega de nuestro corazón a Jesús a través de María y entregarles nuestra vida, con sus alegrías y dificultades. Unos con la certeza de que, sin duda alguna, ahí lo íbamos a encontrar. Otros con cuestionamientos, indiferencia y apatía de lo que se comentaba acerca de ese lugar. Pero estaban ahí, movidos por algo que fue más fuerte que su voluntad, como el llamado de una Madre.
Con el pasar de los días, la presencia de Dios en nuestro corazón se hacía más grande. Percibíamos a Dios en todo: en el cielo azul que tuvimos a diario, en la lluvia que también nos acompañó, en el fervor con el que se vive la Santa Misa, las conversiones, los milagros, la paz que reina en ese lugar. Todos nuestros sentidos estaban al servicio de nuestro Señor.
Si se tiene la oportunidad, Medjugorje hay que vivirlo.
Ahora venimos con la tarea de divulgar el mensaje que nos hace la Virgencita de oración, fe y conversión. De ponernos a su servicio y, con nuestros testimonio, invitar a más almas a su encuentro, para que de su mano Ella nos lleve por el camino más corto y perfecto hasta su Hijo.
